Es una realidad que los millones de personas que hemos padecido esta gran pandemia mundial, nos hemos visto obligados a usar elementos de protección contra el COVID-19, así, hay que tener en cuenta que en el mundo somos más de 7.9 billones de personas en diferentes partes de los 6 continentes y que por lo menos se ha usado un tapabocas por persona, de ahí radica la problemática ambiental que se ve en las playas, carreteras, bosques y ciudades de alrededor del globo terráqueo.

 

Solo entre el 2020, año donde empieza la pandemia por COVID-19, y noviembre de 2021, se estima que se generaron más de 87000 toneladas de equipos de protección personal, tapabocas desechables, kn95, entre otras variantes de estos. De esta manera, también en equipos como las pruebas de detección de esta enfermedad se han distribuido más de 140 millones, esto con una repercusión de 2600 toneladas en solo desechos de residuos, aparte de un aproximado de 731 mil litros de residuos químicos, como los que se ven en las pruebas PCR, por ejemplo.

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Las vacunas, que son nuestra única esperanza para poder salir delante de esta pandemia, también tienen una gran repercusión en cuanto a lo que se refiere a contaminación debido a jeringas, agujas y cajas de seguridad, con un aproximado de 8 mil millones de dosis en todo el mundo. Todos estos utensilios desde que estén en manos de una buena promotora de salud son desechados e incinerados de manera eficaz para no generar basuras innecesarias.

 

Lamentablemente, en países del primer mundo un 30% de los centros sanitarios no tienen la capacidad para poder manejar adecuadamente todos estos residuos y en países menos desarrollados este porcentaje llega a un 60%, lo cual genera una preocupación dentro de la OMS ya que son porcentajes considerables y que pueden llegar a ser un problema si no se les da el manejo propicio.

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​Conclusión:

Los países deben hacer su mayor esfuerzo para poder evacuar a toda su gente con respecto a la vacuna contra el COVID-19, ya que, siendo así, el uso del tapabocas y demás implementos sanitarios se reducirían en gran número y esta problemática ambiental con los desechos que provienen de la pandemia iría reduciéndose hasta llegar al punto en donde no se tendrá que imponer reglas de seguridad social.

 

En el mundo se tiene un 56% de personas vacunadas con esquema completo y en Colombia un 66% a día de hoy (9 de marzo), cifras más que suficientes como para que aquellas entidades encargadas de todos los aspectos frente al COVID-19, empiecen a reevaluar sus acciones y empezar a dar un poco de flexibilidad y libertad a las personas para que dejen de usar tapabocas, siempre y cuando se cumplan a cabalidad todas aquellas recomendaciones como el lavado de manos, el sano distanciamiento y el auto cuidado.